Un sentimiento de alegría, de nostalgia, de gratos recuerdos y de plantearse nuevos retos es el sentir de los que, de una u otra manera, hemos sido copartícipes de la tarea evangelizadora iniciada por nuestros hermanos Salvatorianos desde su llegada a estas tierras de San Félix, en octubre de 1983.
Durante estos veinticinco años hemos crecido con el barrio y el barrio ha crecido con nosotros; la población se ha multiplicado por tres, hoy nuestra parroquia pasa de los cien mil habitantes. Este solo dato nos da una idea del gran reto que ha tenido que afrontar la comunidad Salvatoriana y toda la comunidad cristiana. Sin embargo, el Señor ha hecho su obra.
Así recordamos aquella primera comunidad cristiana conformada por unas pocas mujeres del barrio que junto al padre Fernando, el padre Hipólito y el hermano Eugenio, fueron contagiando a más gente. Paralelamente surge el grupo “Prosperidad”, pionero del movimiento juvenil de la Parroquia. Todo esto tuvo como centro y lugar de encuentro la iglesia Nuestra Señora Del Carmen. Luego se funda el templo Madre del Salvador. Más tarde el de San Pedro Claver en La Victoria.
Se incorporan a la tarea evangelizadora las hermanas Salvatorianas. Se fundan Divino Salvador en Cristóbal Colón, Divino Niño en Santiago Mariño y Sagrado Corazón de Jesús en Trapichito. Esta expansión es signo del crecimiento de la Iglesia viva, fruto de la acción pastoral: catequesis, comunidades eclesiales, grupos juveniles. Surgen laicos comprometidos que van asumiendo responsabilidades y compromisos.
Se crean las áreas pastorales en conjunción con el Plan Diocesano de Pastoral. Al mismo tiempo se va desarrollando toda una labor social para la promoción humana y atender a los más necesitados en las .áreas de salud, educación, atención a los ancianos, cultura y formación para el trabajo. Es de destacar que gran parte de las manifestaciones culturales que hoy tenemos en nuestros barrios: grupos de teatro, danzas, música, Casa de Cultura, tienen su origen en nuestra comunidad cristiana.
Este es el fruto de esa labor tesonera motorizada por nuestros hermanos Salvatorianos: Fernando, Hipólito, Eugenio, Lorenzo, Primitivo, José María y, más recientemente, Gilberto y José; también las hermanas Lucía, Concha, Luciane y Edenilse, y por tantos otros conocidos y anónimos.
Por todos ellos le damos gracias aDios. No obstante, los nuevos tiempos que hoy vivimos nos exige una nueva evangelización que de respuesta a los problemas que nos afectan como son: El irrespeto a la vida, la pérdida de los valores éticos, la desestructuración familiar, el relativismo, las situaciones de injusticia, la pobreza... Lo cual se irá logrando si se posibilita un laicado debidamente formado en lo humano y lo doctrinal que, asumiendo su compromiso bautismal, pueda ser testigo fiel y fermento de la iglesia. Ese debe ser uno de nuestros nuevos retos.
Durante estos veinticinco años hemos crecido con el barrio y el barrio ha crecido con nosotros; la población se ha multiplicado por tres, hoy nuestra parroquia pasa de los cien mil habitantes. Este solo dato nos da una idea del gran reto que ha tenido que afrontar la comunidad Salvatoriana y toda la comunidad cristiana. Sin embargo, el Señor ha hecho su obra.
Así recordamos aquella primera comunidad cristiana conformada por unas pocas mujeres del barrio que junto al padre Fernando, el padre Hipólito y el hermano Eugenio, fueron contagiando a más gente. Paralelamente surge el grupo “Prosperidad”, pionero del movimiento juvenil de la Parroquia. Todo esto tuvo como centro y lugar de encuentro la iglesia Nuestra Señora Del Carmen. Luego se funda el templo Madre del Salvador. Más tarde el de San Pedro Claver en La Victoria.
Se incorporan a la tarea evangelizadora las hermanas Salvatorianas. Se fundan Divino Salvador en Cristóbal Colón, Divino Niño en Santiago Mariño y Sagrado Corazón de Jesús en Trapichito. Esta expansión es signo del crecimiento de la Iglesia viva, fruto de la acción pastoral: catequesis, comunidades eclesiales, grupos juveniles. Surgen laicos comprometidos que van asumiendo responsabilidades y compromisos.
Se crean las áreas pastorales en conjunción con el Plan Diocesano de Pastoral. Al mismo tiempo se va desarrollando toda una labor social para la promoción humana y atender a los más necesitados en las .áreas de salud, educación, atención a los ancianos, cultura y formación para el trabajo. Es de destacar que gran parte de las manifestaciones culturales que hoy tenemos en nuestros barrios: grupos de teatro, danzas, música, Casa de Cultura, tienen su origen en nuestra comunidad cristiana.
Este es el fruto de esa labor tesonera motorizada por nuestros hermanos Salvatorianos: Fernando, Hipólito, Eugenio, Lorenzo, Primitivo, José María y, más recientemente, Gilberto y José; también las hermanas Lucía, Concha, Luciane y Edenilse, y por tantos otros conocidos y anónimos.
Por todos ellos le damos gracias aDios. No obstante, los nuevos tiempos que hoy vivimos nos exige una nueva evangelización que de respuesta a los problemas que nos afectan como son: El irrespeto a la vida, la pérdida de los valores éticos, la desestructuración familiar, el relativismo, las situaciones de injusticia, la pobreza... Lo cual se irá logrando si se posibilita un laicado debidamente formado en lo humano y lo doctrinal que, asumiendo su compromiso bautismal, pueda ser testigo fiel y fermento de la iglesia. Ese debe ser uno de nuestros nuevos retos.
Carlos Gómez
Fuente: Revista "Iglesia y Vida" (Septiembre 2008)
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